Para hacer realidad esta esperanza, los voluntarios deberemos estar atentos a los signos de los tiempos a fin de convertirnos en herramienta dócil en las manos de Dios al servicio del protagonismo de los pobres.
Solidaridad con los pobres es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. Es también luchar contra las causas estructurales de la pobreza: la desigualdad, la falta de un trabajo y de una casa, la negación de los derechos sociales y laborales.
Es un miembro de la comunidad lasallista que dona su tiempo para poner al servicio de los menos favorecidos sus conocimientos, talentos y virtudes, haciendo vivos nuestros valores.
El voluntario lasallista es la persona que, bajo una responsabilidad asumida con plena conciencia y libertad y sin ánimo de lucro o beneficio, movido por la fe, fraternidad y servicio, lleva a cabo acciones orientadas a modificar una realidad, para mejorar las condiciones existentes, esto es, ayudar y contribuir al “bien vivir”.
Las funciones del voluntario están orientadas a la corresponsabilidad social y la promoción del desarrollo para lo cual te invitamos a formarte a través del Diplomado que ofrecemos.