Charlotte Martinot, de origen belga, y a Carlos Zavala, de origen mexicano, ambos de 31 años, egresados de la Licenciatura de Arquitectura por la Universidad La Salle, Campus CDMX, son los primeros lasallistas que en dos años han recorrido en bicicleta más de 21,000 km, lo que corresponde a más de la mitad de la circunferencia de la tierra.

Lo que comenzó como un sueño de viajar desde Bélgica hacia Asia central en bici, terminó convirtiéndose en un proyecto de vida que nombraron: “De mi casa a tu casa”, lo que los ha mantenido pedaleando para llegar a la Ciudad de México a casa de Carlos, para después recorrer Sudamérica hasta Brasil, tomar un barco y subir desde África a Bélgica para completar este largo viaje.

Este sueño de pareja ha trascendido fronteras al visitar más de 24 países, todo simplemente con sus bicicletas y lo que cargan en sus mochilas. El mes pasado estuvieron de visita en La Salle Pachuca y pudimos platicar con ellos. Esto fue lo que nos dijeron:

En entrevista con ellos, platicamos sobre su experiencia de vida, la cual vale la pena leer y reflexionar:

¿Cómo empezó éste proyecto?

Carlos: A los dos nos gusta mucho viajar, y habíamos empezado con una idea de partir 6 meses desde Bélgica hasta Asia central, ella había leído un libro sobre una pareja que viajaba en bicicleta por el mundo y dijimos, bueno pues por qué no en bicicleta, y lo que surgió como una idea nos llevó a ya casi dos años de viaje de decir, (una vez que llegamos a Asia central después de ocho meses) “oye por qué no llegamos hasta México, de mi casa a tu casa”, entonces se convirtió en un proyecto que nombramos así.

Charlotte: También porque nos dimos cuenta que al andar en bici te permite reducir muchísimo el presupuesto, estamos acampando, en realidad solo gastamos en comida y en los visados.

¿Tenían que irse a lugares específicos para poder acampar o acampaban dónde pudieran?

Carlos: Al principio como cualquiera, cuando uno empieza, teníamos miedo de acampar en cualquier lugar, siempre nos escondíamos.

Charlotte: o íbamos en los campings formales, pero poquito a poquito tuvimos más confianza.

¿Su filosofía de vida ha cambiado a partir de éste viaje?

Charlotte: Sí claro, creo que lo más fuerte fue darnos cuenta que no necesitamos mucho para vivir, en cuanto a lo material, de que el mundo es bueno, o sea hay más gente buena que mala y que tenemos que tener más conciencia del medio ambiente, de las consecuencias de nuestro consumo y de nuestros actos. El calentamiento global, la falta de comida, la falta de agua, todo es real. Ver tanta basura por todos lados, por todo el mundo, a mí me cambio de idea. Si regreso a ser arquitecta voy a regresar a construir o diseñar de otra manera, respetando más los árboles, buscando otro tipo de materiales.

Carlos: También el darse cuenta que siempre tenemos miedos a cosas, y que los miedos simplemente nos hacen detenernos, detener nuestros sueños, nuestros ideales. A veces el pensar que un lugar es peligroso, es malo, entonces te cierras y no vas, simplemente en la plática que tuvimos ahora con los chicos de bachillerato decíamos: “el vecino es el malo siempre”, no tú; luego te das cuenta que ni el vecino ni el otro vecino, nadie es malo, la gente solo quiere tener un hogar, comida, vivir bien con su familia. Sí hay maldad, pero son los menos.

¿Han tenido alguna mala experiencia con la gente?

Charlotte: Podría suceder, igual, no estamos exentos, pero por ahora no, tal vez y fue suerte o supimos cuidarnos.

Carlos: Sí, siempre seguimos nuestros instintos, eso es algo que cuando estas en esta situación, el instinto animal sale, parece tonto, pero si para mí es una persona maravillosa y ella me dice no, siento algo que no va, nos vamos de ahí no nos quedamos en esa casa o con esa persona, o viceversa, si ella se siente a gusto, pero yo siento que debemos irnos, nos movemos de lugar.

¿Antes de esto cual era el sueño de cada uno?

Charlotte: Esto era un sueño, ahora surgen otros sueños, ahora queremos regresar a Bélgica en bici, y después tener una casa sustentable.

Carlos: Sí, poder crear un lugar, un espacio más móvil. Como que hemos descubierto que somos nómadas, empezamos nómadas, no se necesitan muchas cosas para vivir bien, lo que tenemos en nuestra bicicleta es nuestra vida. Y eso también nos va a permitir que si el día de mañana queremos movernos de un punto a otro (tengamos hijos o no) poder decir, me muevo de aquí a allá sin ningún problema porque mi vida son 3 cosas y punto.

Hablando de eso, ¿qué llevan en esas mochilas?

Charlotte: Pues ropa, colchones, casa de campaña, cosas de cocina, herramientas, agua, comida (risas). No parece, de hecho, cuando llegamos a un lugar cuando nos instalamos digo, a ver, ¿todo esto nos cabe ahí? pero sí cabe, si sabes ordenar bien las cosas, todo cabe.

Carlos: De hecho, cuando empezamos traíamos una maletota gigante cada uno, todo eso desapareció, a veces aún decimos: “oye esto no nos sirve, esto para qué lo traigo”, o a ella le gusta coser, una de sus playeras la cortó e hizo cosas para el pelo, siempre tratamos de transformar las cosas, reutilizar.

Fe, fraternidad y servicio ¿Cómo se refleja el lasallismo?

Carlos: El slogan se ve reflejado de afuera hacia adentro como de adentro hacia afuera, porque todas las personas que nos hemos encontrado, todas las personas que nos han abierto sus puertas, tratamos de que reciban parte de nosotros. Creo que la actitud es lo más importante y creo que cuando estas vulnerable ante cualquier circunstancia la gente acepta, entonces, cuando nos llegan a ofrecer sus casas tratamos de cocinar; a mí me gusta pintar, a veces hago algunos dibujos o algunos cuadros para la gente, como que tratamos siempre de que haya un intercambio, e inclusive aunque no sepas el mismo idioma, que estés ante una cultura diferente, una vez más, las personas solo quieren ser felices, y cuando te dan, creo que esperan que sonrías, que aceptes su comida, que aceptes ser parte de su familia. La ventaja de cuando eres un extraño o un extranjero en otro lugar, te abre más las puertas porque la gente se vuelve curiosa y nosotros aprendemos mucho de eso.

Por último, al preguntarles sobre cuál sería el mensaje que dejarían a nuestra comunidad lasallista, respondieron:

Charlotte: Creo que la gente es buena, en definitivo. No hay que dejar de querer aprender, de cuestionar las cosas todo el tiempo. El viajar, el moverse es una buena manera de aprender, y más con la bicicleta. A veces la gente necesita cuestionar para experimentar, para entender y entonces desarrollar su empatía.

Carlos: Creo que la empatía es un súper poder que ya no vemos seguido, creo que eso es la que te hace participar y creer en hacer las cosas diferentes, para que no vuelva a suceder, entender al otro.

Charlotte: Y eso vale para todo, para tu vecino, para tu pareja; entender que todos queremos lo mismo, ser felices, comer, tener un techo.

Agradecemos a Charlotte y a Carlos por esta entrevista, esperamos de corazón que sigan teniendo un gran viaje y que la experiencia de vida que nos regalan sirva para reflexionar como comunidad lasallista, recordar la importancia de ver al otro y ser fraternos, estar al servicio, porque como bien lo dijeron, al final todos queremos ser felices, tener un techo y comer, todos merecemos eso.

INDIVISA MANENT

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